El cielo estaba estrellado, un gran troll amenazaba el
castillo, y sobre el lomo de un dragón una semblante heroína portaba una espada
de fuego. Se escuchaban explosiones, y un ejército de monstruos se acercaba peligrosamente.
Pero nuestra valiente jinete, alzo su espada y bajo el grito -¡A la carga! Se abalanzaron
sobre el invasor librando una batalla épica.
Meteoritos caían del cielo, monstruos infernales salían de
la lava que dejaban los meteoritos al impactar. El ejército invasor cada vez
era más poderoso, avanzaba peligrosamente hacia el castillo obligando a hacer
retroceder a nuestra heroína. Y cuando la batalla parecía perdida, un poderoso
mago vestido con una gran túnica azul y un bastón, apareció en lo más alto de
la más alta torre. Este dio un seco toque con el bastón al suelo, y derrepente
miles de flechas gris-azuladas salieron del interior del castillo, disparadas hacia arriba desaparecieron en el cielo.
La batalla continuo, y nuestro mago, tras estarse 3 segundos
quieto, chasco los dedos, y las flechas empezaron a descender hacia los monstruos
enemigos, congelándoles al instante.
Nuestra heroína, al ver que los enemigos caían, observo que
el terrible Trol seguía en pie, así que adelanto la espada, y con el batir de
las alas de su dragón, se abalanzo sobre su enemigo. Sentía el viento en el
cuerpo, este le impedía avanzar más rápido, pero tenía que hacerlo, era por su
reino, cada vez estaba más cerca, casi lo tenía, a puto estaba ya cuando
entonces… Un fuerte sonido la distrajo:
-Pum Pum Pum (aporreaban una puerta)- Princesa Romy, es hora
de levantarse, el rey quiere hablar con vos- Grito una voz.
Romy, abrió sus ojos bruscamente. Fue todo un sueño, el
castillo, el dragón, el mago, todo.
La chica entonces con cara de asco se incorporó, y hablo con
tono fastidioso- En una hora estaré preparada, dile que espere. Ah, y llama a
una sirvienta, tengo hambre.-
La princesa Romy se levanto de su cama, corrió las cortinas
y se estiro a la luz del sol, que ya estaba bastante avanzado en la mañana.
Luego fue a su armario, y tras 35 minutos por fin decidió que conjunto iba a ponerse.
Se desvistió de sus prendas para dormir, y desnuda, se observo al espejo de su
alcoba. Contemplándose, empezó a acariciarse el rostro, sus manos empezaron a
bajar por sus hombros, su torso desnudo, y mientras pensaba en lo buena que
estaba, empezó a tocarse ciertas partes.
Por otro lado, mientras ella estaba autosatisfaciéndose, su
padre el rey Santi, estaba ya despierto desde hace horas. Sentado en el trono
su rostro mostraba ya algunas arrugas por la edad. Su carácter era bien serio.
El estaba junto con dos generales, estos le hablaban de levantamientos armados
en algunas regiones de su reino, y de cómo, tras una situación crítica, tenían
que actuar ya desde la capital.
A Santi, toda esta situación le ponía triste, el no quería
que en su reino corriese la sangre de guerra. Pues él era un rey sabio, el
dolor de la muerte de su mujer ya le había dado un sabor amargo en su vida,
sabía que desplegar las tropas solo traería dolor y muerte. Su plan consistía
en alertar a la gente de a pie de los
separatistas, y aumentar la seguridad en calles. Los separatistas se llevaban
muy bien con el reino vecino, el casaría a su hija con el príncipe para
conseguir la paz.
Tras 2 horas más la princesa Romy bajo con un elegante
vestido las escaleras que daban a la sala de tronos, allí estaba su padre con
cara de enfado por la espera, y por fin pudieron hablar.
La cara de enfado de Romy cuando se entero de que su padre
le había prometido al príncipe Alfonso la mano de romy, fue de tremenda furia.
Romy- ¡Padre como puedes hacerme eso!, ese chico es
asqueroso, me niego rotundamente.
Santi- Ya está decidido vas a hacerlo, acepta tu
destino, es por el reino.
Romy- No, no es justo, seguro que hay otra manera, si
quieren guerra les daremos guerra, Padre, luchare yo misma, a manos de mi dragón,
esos no tendrán mucho que hacer ante el poder del reino.
Santi- ¿De qué hablas? Deja de decir disparate, no tenemos
dragones.
Romy- Si tenemos, en las tierras de Daconia, en las faldas
del monte dormido hay dragones.
Santi- Hija, eso son leyendas absurdas, no existen los
dragones, además, no vamos a declararle la guerra a civiles de nuestro reino,
eso causaría más estragos. Compórtate como una doncella.
Romy- No podéis obligarme, esta la alternativa de la guerra,
además, si que existen y te lo puedo demostrar, voy a traerte un dragón. (se Gira hacia una sirviente, se pone a gritar)- Preparen los caballos, vamos a
hacer un viaje a Daconia.
Santi- ¡Ni caballos, ni ostias! Soy tu padre, soy el Rey, y
me vas a hacer caso, está decidido.(se acerca
a su hija, y con la mano abierta le da un sonoro tortazo.
Ah esto, Romy, se llevo las manos a la cara, y empezó a
llorar, entonces con el grito de, la vida es un asco, se fue entre gritos y
maldiciones de vuelta a su alcoba, donde se tiro a la cama y se puso a llorar. A los 5 minutos, Eva Durant, su mayor amiga de
todas las sirvientas del reino se acerco a consolarla. Eva había estado para
ella en los momentos más duros en toda su vida, y por lo tanto Romy le tenía
mucho cariño. Así que tras sacarle las lagrimas le contó todos sus problemas,
hasta el sueño que tuvo.
Mientras en la otra punta del castillo, su padre siguió el
programa matutino de actuación, tuvo que atender a varios papeleos, junto con
los tesoreros, y cuando los resolvió, hasta llamo a varios ministros para
organizar la seguridad y los preparativos, de una fiesta que se iba a celebrar,
donde estarían invitados nobles de todo el reino. Hablando con ellos se
mostraba muy feliz y contento, pero hacia sus adentros, estaba llorando,
llorando por la discursión con su hija, y por los problemas que acechaban al
reino.